Historia

La Sra. Beatriz Londoño de Arango, viene trabajando en la zona Nororiental de la ciudad de Medellín hace más de tres décadas.

Desde entonces ha prestado ayuda a familias del sector que se encuentran en condiciones de extrema pobreza con miras a que puedan vencer ciertas barreras, materiales y afectivas, que les permitan construir hogares dignos y familias unidas.

Al comienzo, su trabajo consistió en la construcción de casas prefabricadas a los habitantes de Santo Domingo Savio, sector de la Avanzada, que vivían en terrenos escarpados y en condiciones de extrema pobreza, gestionando recursos con la empresa privada. Allí instaló, además, un centro de atención para prestar servicios de alimentación a la comunidad y recreación a los niños.

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Pero cinco años después de conocer a fondo esta realidad, comprendió, con una visión futurista y de largo alcance, que lo fundamental no era realizar una labor asistencialista sino buscar la forma de desarrollar un programa global de vivienda social, que proporcionara a los habitantes viviendas dignas donde los niños pudieran crecer en un ambiente propicio para la unidad familiar.

Para esto, dijo, “no es suficiente con brindar las condiciones materiales, es necesario, además, realizar un trabajo de capacitación integral que incluya a padres e hijos por igual”. Esta idea cobró mayor vigencia con la visita del Papa Juan Pablo II a Colombia, cuando, en una de sus alocuciones, habló de la necesidad de proporcionar vivienda digna a quienes carecían de todo y no contaban ni con las mínimas posibilidades de tener un techo donde pudiera fundarse un hogar en armonía.

Con esta claridad en su mente pudo movilizar a un grupo de personas y entidades que, de su mano, hicieron posible el sueño de construir un barrio de vivienda social por autoconstrucción: el barrio Nuestra Señora del Rocío.

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Entre los grandes beneficiarios vale destacar la labor de un grupo de voluntarias comprometidas que no solo entregaron a la comunidad lo que sabían sino que gestionaron nuevos recursos para aportar a este proyecto. También fue fundamental la donación del lote, en las inmediaciones del sector, que hizo La Fundación Lorenza Quevedo de Cock, en cabeza de Jorge Cock Quevedo, que le dio piso a este sueño.

Construir un techo con sentido

Con este nuevo proyecto se formalizó entonces la Corporación Pro-Marginados como una organización sin ánimo de lucro cuya principal misión era brindar a las familias que vivían en extrema pobreza un programa integral que comprendiera, además de las viviendas, la formación en principios y valores a todos sus miembros (padre, madre e hijos), que permitiera, consolidar a la larga, familias unidas y una comunidad regida por la sana convivencia.

Esta idea inicial se abría paso, a pesar de todos los desafíos que había que vencer para que saliera adelante. En ese primer momento, se contaba exclusivamente con el terreno y un deseo inmenso de ayuda a los más necesitados.

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La primera gestión consistió en conformar una junta directiva, con las voluntarias y sus esposos, que sería la responsable de sacar adelante dicho proyecto. Se comenzó a trabajar con el diseño de la Urbanización, a la que se dio el nombre de Nuestra Señora del Rocío y se proyectaron 110 viviendas, oratorio, aulas para primaria, auditorio-comedor, placa polideportiva y guardería. Con una junta promotora, liderada por Beatriz, el lote para la realización del mismo y unos inmensos deseos de ayuda a los demás solo faltaban los recursos para empezar esta titánica labor. Era necesario conseguir benefactores que creyeran en el proyecto. Beatriz comenzó a tocar puertas, a hablar con personajes influyentes, a visitar industriales y personas solventes que quisieran colaborar con el proyecto, e indudablemente, las respuestas no se hicieron esperar. Se consiguieron los fondos para la realización de las primeras casas.

Para la iniciación de la primera etapa, se seleccionaron 48 familias del sector que reunieron las características como futuros beneficiarios del programa. Especialmente familias numerosas, donde se pudiera cumplir con uno de los objetivos propios de La Fundación, fortalecer la familia como núcleo básico de la estructura social.

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La preocupación fundamental iba más allá de la vivienda, incluía capacitaciones y formación. Por esto se buscó la ayuda de una Trabajadora Social de La Fundación, que brindara todos los días y de manera permanente atención integral a los futuros habitantes de la Urbanización.

Beatriz mantenía el contacto permanente con cada una de estas familias, con el ánimo de alentarlas y darles a conocer todo el proceso que habría que llevar a cabo para la realización de este proyecto.

Tuvo que realizar innumerables trámites para que Planeación Municipal diera el permiso de construcción, lograr con éxito que Empresas Públicas de Medellín llevara hasta el sitio los servicios requeridos, enre otras, adecuar y pavimentar una vía que hoy recibe el nombre de Pro-Marginados (como el nombre original de La Fundación).

Beatriz mantenía informada a la Junta de todos estos trámites y nunca desfalleció, a pesar de que en más de una ocasión tuvo que luchar arduamente para lograr los permisos y adecuaciones. Estaba convencida que trabajar por estas familias y saber que algún día podrían dormir tranquilas sin la amenaza constante de las inclemencias del tiempo y que el piso de sus casas no sería de tierra húmeda, era suficiente para no desfallecer en este intento.

El proyecto de vivienda se haría por autoconstrucción, de tal manera que cada familia estaría involucrada directamente en el programa. La primera etapa sería de 24 casas, las cuales serían rifadas entre el conjunto de colaboradores. A finales de 1993 se dio comienzo a la Urbanización. Han pasado ya más de veinte años y donde antes solo había un sueño, hoy hay 48 familias en la Urbanización creciendo en condiciones dignas. Además de estas familias, muchas otras reciben los beneficios de esta entidad, que hoy (4 de octubre de 2016) ha decidido cambiar su nombre: en lugar de llamarse Corporación Pro-Marginados, adoptará el nombre de Fundación Beatriz Londoño, en honor a la tenacidad de su fundadora, que le dio piso, techo y sentido a muchas familias que lo necesitaban. Si quieres conocer la historia de este sueño del que tantos se han beneficiado, haz clik en el siguiente botón para ver el libro de La Fundación:

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La gran tejedora.

Fundación Beatriz Londoño
Fundación Beatriz Londoño